Tengo mi nombre contenido
dentro de un sueño virgen,
un sueño de origen áureo,
tibio, calmo y sediento de sol.
Pero a veces, se agita
y se transforma en viento
arrastrando el filo de su caligrafía
impreso entre las vocales.
Permanece a la espera de descifrarse,
y reconocerse al nombrarse,
en una singular palabra
con magia de luz entre sus letras.